¿QUÉ DIFERENCIA A LA ELECTRÓNICA DISCRETA DE LA SUPERFICIAL?

En la historia de la Electrónica, a medida que pasa el tiempo, vamos a ir encontrando distintas maneras de unir componentes electrónicos para armar circuitos que funcionen. Al principio, cuando existían las válvulas, se utilizaba una chapa de base conocida como “chassis” que poseía ya perforaciones adecuadas para el montaje de componentes, los que iban todos soldados a esa chapa o conectados a puentes de soldadura y a zócalos en los que se enchufaban las válvulas para que el circuito funcionara.

Esta forma de montaje era necesariamente artesanal y el cliente acudía al técnico para pedirle que le armara un amplificador, un equipo de audio, una radio o un televisor. Éste debía entonces comenzar por el chassis, soldar los puentes de conexión y comenzar a soldar los componentes eléctricos en una conexión de tipo “aéreo”. Luego se montaba todo en un gabinete de madera y tarea terminada. ¡A cobrar!

Luego, para el año 1975-1980, comenzaron a venderse plaquetas cobreadas, ciegas y uno debía dibujar el circuito sobre ellas con un marcador indeleble (a veces utilizábamos esmalte de uñas) y luego sumegirlas en ácido el tiempo suficiente para que el líquido atacara y se comiera el cobre sobrante, dejando la pista dibujada en la placa de resina (pertinax), que entonces comenzó a llamarse “circuito impreso”.

Más tarde, con una mecha muy fina, se punzaban los agujeros por donde debían pasar los terminales de los componentes, que iban instalados del lado limpio del pertinax cobreado y soldados del lado del impreso. Era una gran satisfacción hacerlo todo desde el principio y darle vida al circuito logrando luego que funcionara como uno quería.

Luego, algunos más despiertos comenzaron a fabricar los impresos en serie mediante serigrafía, y entonces el técnico ya podía ir a la casa de repuestos y comprar tal o cual plaqueta impresa, que venía acompañada por un diagrama que especificaba el valor de los componentes y donde iban colocados, lo que ahorraba mucho tiempo.

Lo dramático de todo esto era que no siempre “el invento” funcionaba, y a veces llevaba más horas intentando darnos cuenta dónde estaba el error, que lo que había llevado armar el circuito. Por eso se recomendaba medir anticipadamente todos los componentes para asegurarnos que cuando estuvieran colocados iban a funcionar correctamente.

Esos circuitos entraban en la categoría de la Electrónica Discreta; nunca supe bien porqué se llamaba “discreta”, supongo que porque cada uno colocaba los componentes a discreción. O porque nunca se le explicaba a otro cómo se armaba para que no nos robara el negocio, y entonces había que ser “discreto” (chiste).

Todo fue evolucionando con el tiempo, hasta que a alguien se le ocurrió fabricar y vender ya listas y armadas las plaquetas, en cuyo caso, se compraba ya todo armado y se le colocaban los elementos externos como potenciómetros, etc. y se colocaba en el gabinete y ya estaba, más rápido y sencillo, imposible. Así, la semana rendía mucho económicamente, siempre y cuando la plaqueta pre-armada funcionara bien.

Y yo creo que ése fue el final de la época de la Electrónica Discreta. Cuando llegaron los TV en color, hubo fabricantes nacionales que intentaron montar líneas de armado tipo como las japonesas, que contaban con un cierto número de operarios que no sabían lo que estaban haciendo pero sí estaban entrenados para colocar tal componente en tal o cual lugar. Por supuesto que esta forma duró muy poco, porque cuando en el país se intentó copiar a los japoneses y americanos, ellos ya habían inventado los robots que hacían el trabajo mucho mejor, más rápido y no llegaban tarde, ni se enfermaban, ni pedían vacaciones ni aumento de sueldo como las personas.

Ése fue el final de la mano de obra de la industria electrónica. Las plantas se automatizaron y ya nunca más necesitaron mano de obra para los equipos electrónicos. Allí nació la Electrónica Superficial, dado que era mucho más sencillo colocar los componentes miniatura sobre un circuito impreso, desde el lado del cobre y luego soldarlos mediante un chorro de aire a 300 grados, lo que permitió además, montar superficialmente de ambos lados, en plaquetas doble faz, ahorrando así el 50% de espacio disponible.

Ésta se llamó, como ya dije, Electrónica Superficial por ese motivo y es la que ha imperado hasta la fecha, y por sus características tan especiales, la que se espera que continúe en actualidad hasta que sea descubierta una nueva manera de armar los equipos electrónicos que debido a la integración, se están reduciendo cada día más.

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