LO PUSO “DE VUELTA Y MEDIA”: El “tornillo de aire” del carburador

Siempre, tras 40 años de dictar clases, año tras año, hago los mismos chistes… total, todos los años cambia la audiencia y por lo tanto, ¡los chistes son nuevos para ellos!. Por eso, por ejemplo, siempre les pregunto si alguna vez, en el carburador, vieron un tornillo de aire; algunos callan, otros me responden que sí. Entonces les pregunto: ¿Y cómo hicieron para verlo, si es de aire? Carcajadas y burlas…

Debo amenizar cada tanto, porque esas pequeñas desconcentraciones les descansan la mente y los relajan, pero el famoso “Tornillo de aire” tiene su historia. Normalmente, ése que llaman equivocadamente “Tornillo de aire” se encuentra en la base del carburador, muy cerca de la junta, y suele traer un resorte y su extremo moleteado (ranurado para un destornillador y contorno estriado para operarlo con la mano). El resorte es para que lo mantenga en su posición una vez ajustado, a pesar de las vibraciones del motor.

Ese tornillo debe ajustarse cada vez que se limpia el carburador, y para que el motor arranque semiacelerado, se introduce a fondo y luego se retira una vuelta y media, y allí se deja. A este tornillo le quedó ese nombre, “tornillo de aire” porque en algunos carburadores muy antiguos, se controlaba la nafta de marcha mínima con un tornillo y al lado, estaba otro con el que se controlaba el aire de la mezcla. Por ejemplo, los Weber 40-40 que se usan para competición. Estos tornillos debían estar calibrados para que motor arrancara cebado y luego, en caliente, se volvían a ajustar; pero ambos suelen tener sus cabezas moleteadas (estriadas) para moverlos con la mano dado que el motor vibra mucho hasta alcanzar su punto de ajuste ideal, equilibrando el aire y la nafta, y se vuelve muy difícil mantener un destornillador en la ranura.

En modelos posteriores, el tornillo que modifica la apertura de la mariposa del acelerador se ajusta dejando 1 mm de luz, lo suficiente como para que entre un poco de aire al arrancar en frío, y el otro, llamado técnicamente Tornillo de Ajuste de Mezcla en baja, a una vuelta y media afuera. Ese tornillo regula el pasaje de nafta emulsionada (mezclada con aire) durante la marcha en bajas revoluciones, y por lo tanto, no regula aire y por eso no puede ser llamado “Tornillo de aire”, pero ha quedado ese nombre casi universalmente.

De aquí salió el dicho del oficio que rezaba: “Lo puso de vuelta y media” queriendo expresar que alguien había hecho algo de la forma óptima, o bien, había puesto en su lugar a otra persona desubicada. Hay multitud de dichos de origen tallerista que la gente utiliza a menudo pero que no conoce su origen, y son realmente ingeniosos, habiéndose creado en algún taller mecánico.

Por ejemplo: “Le dio con un caño” se refiere a que cuando un tornillo no suelta, o bien, uno quiere apretarlo al máximo, se coloca un caño en el mango de llave para hacer más fuerza. Otro: “Se le saltó la chaveta” se refiere a cuando alguien se pone loco y se descontrola, tal como un engranaje que “queda loco” y se suelta de su eje. El más común: “Tiene un tornillo flojo” cuando alguna persona pierde el sentido de lo que dice o de lo que hace. Igualmente, dicen que “se le zafó la rosca” a aquella persona que perdió el control y dice o hace cualquier barbaridad.

El sobrenombre “Rulemán”, se le suele aplicar a alguien muy gordo, porque “hay que correrle la grasa para verle las bolitas”. El otro, “Rueda de auxilio”, porque “anda todo el día al cuete y cuando se lo precisa, está desinflado”. Por ejemplo, al conocido “Zorrino” que representa la bombita que tira un corto chorrito de agua para limpiar el parabrisas, se lo bautizó así por la forma de orinar del zorrino, apenas un chorrito. También a algún ayudante le han puesto el sobrenombre de «Murciélago», porque «no pone el hombro (no ayuda) ni para dormir».

Es muy común, por ejemplo, que cuando alguien está sufriendo calor cuando hace frío o frío cuando hace calor, le digan que “le falla el termostato”, haciendo referencia a la pieza que permite la salida del agua del radiador con la temperatura. También cuando alguien se queda dormido y se levanta tarde, dicen que “se le pegaron los platinos” porque le cuesta arrancar. Y así…

Los mecánicos son realmente pintorescos para denominar piezas que no conocen sus nombres técnicos, por ejemplo, “el avioncito” es un tubo con alas que se ubica en el centro del venturi del carburador, y cuyo nombre correcto es “venturi secundario” o bien, a veces se lo llama “centrador” porque ayuda a que el flujo de nafta se haga en el centro del venturi del carburador.

Cuando encuentran un capacitor de poliéster, dada su forma redondeada, le llaman “el caramelito” y a los circuitos integrados, debido a sus numerosos terminales, lo denominan “esa cucaracha”; son términos pintorescos del oficio, pero ellos, entre ellos, se entienden. El oficio del mecánico de autos se caracteriza por la alegría y el buen humor que generalmente trae consigo el trabajo manual, excelente para mantener la mente limpia, y además ameniza las tareas que suelen ser muchas veces tediosas, pesadas, en las que se refiere fuerza y paciencia.

Últimamente, con la aplicación de la Electrónica, el mecánico se ha vuelto más serio porque debe concentrarse en tareas más delicadas y profesionales, pero es raro que en un taller mecánico se imponga el mal humor, por el contrario.

Los chistes y las bromas permanentes hacen del oficio una tarea muy agradable cuando es realizada de a dos o de a tres, y es notable la diferencia con un taller eléctrico, que por ocuparse de tareas más precisas, complicadas y hasta peligrosas, tiene un ambiente más serio y recatado. El mecánico es más sencillo, más alegre, más bullanguero, más ruidoso y por lo general, suele ser más cómico y amistoso, lo que no quita que si te desubicas, te “ponga de vuelta y media”…

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