¿VIGILAS A TUS ENEMIGOS?

Con muchas personas me he encontrado que me comentan el problema de sufrir por desencuentros con alguien, o tener que soportar a un grupo, lo que les fastidia permanentemente provocándoles molestias y haciendo que sus asuntos se vean trabados, dificultados e incluso abortados. Alguien a quien llamarían como “su enemigo”.

Deberíamos hacer la diferencia entre “enemigos conocidos” que tienen las características de aquellos que entorpecen el camino o conspiran contra la persona, y los “enemigos desconocidos, o enemigos ocultos” que son aquellos que tal vez ni nos conocen, o ni los conocemos, pero que de una forma o de otra, resultarán en cierto perjuicio, percibido o no por nosotros, o al menos de anulación o de cierta dilatación de nuestros logros.

Un triste caso representa la situación (lo he visto suceder en los noticieros) en que una persona sale a su patio y tira un tiro al aire para los festejos de Navidad, sin ninguna otra intención que hacer ruido, y otra persona que sale a la puerta a ver el festejo, cae con un balazo en la cabeza. El que tiró es el enemigo oculto del cayó muerto.

En el caso de los enemigos “conocidos” podemos llegar a tener cierto seguimiento de sus actividades porque las relacionaremos directamente con el desarrollo de nuestra vida. Ellos están claramente identificados, y se evidencian sin duda al estar visiblemente presentes en nuestra vida.

Los otros, los enemigos ocultos o desconocidos, funcionan de la misma forma pero no tenemos una relación directa con ellos, no tenemos contacto directo, y tal vez nunca llegaremos a conocerlos.

Mirado desde otro punto de vista, la realidad es curiosa, y es muy interesante contemplarla porque nos da una visión más amplia y luminosa de la situación. NO ES CASUALIDAD que hayamos nacido en una determinada familia, en un día, lugar y hora pre-establecidas, sino que todo corresponde a un Plan estratégicamente desarrollado que se pone en marcha desde el instante en que tomamos la primera bocanada de aire, o sea, desde que nacemos, o aún desde que somos concebidos.

Esto implica que hemos aceptado todas estas situaciones e indica, por ejemplo, que nuestros padres hayan sido los mejores padres en el mundo (hayan resultado como hayan resultado ser) puesto que los hemos elegido para que su propia existencia nos permita cumplir con la nuestra, calzando perfectamente como todo engranaje del inmenso reloj del Universo. No sólo obtenemos su ADN físico sino el emocional y el espiritual.

Lo que falta mencionar es que dentro de esa clasificación de “enemigos ocultos”, está incluido nuestro proceder. Nuestra conducta también nos ocasiona muchas veces daños peores que lo que un enemigo podría encargarse de planificar en nuestra contra.

En otras palabras, NOSOTROS SOMOS NUESTROS PROPIOS ENEMIGOS, y a veces, nuestros peores enemigos con nuestras actitudes, creencias, prejuicios, con nuestra conducta que muchas veces no nos damos cuenta que no resulta ser la más apropiada a favor nuestro, que no es la que más nos beneficia.

Lo tragicómico de todo esto es que tal vez estemos muy pendientes de los movimientos de los que consideramos nuestros enemigos, pero de ninguna manera hemos contemplado que son nuestras propias decisiones las que más nos perjudican. O sea, que vigilamos celosamente a “nuestros enemigos” pero solamente “miramos hacia afuera” buscando culpables, siendo que tal vez encontraríamos fácilmente al principal responsable, mirándonos al espejo.

Muchas veces, cuando no logramos vernos, la vida nos presenta hechos o personas que nos fastidian o nos repelen en forma irresistible; en este caso, algo nos quiere decir esta circunstancia y la respuesta solamente la encontraremos en nuestro interior, cuando comencemos a vigilarnos, a cuestionarnos, a replantearnos nuestras bases y conceptos, a aprender cómo realmente somos a diferencia de cómo creemos que somos.

Estos hechos o personas que nos repelen están así cumpliendo el objetivo de servir de espejo para que busquemos dentro de nuestro ser, las razones del malestar o de la traba que no nos permite lograr lo que queremos. Estos elementos externos nos están induciendo a descubrir que nuestro peor enemigo oculto es nuestro propio desconocimiento del ser, nuestra conducta inconsciente, nuestra actitud ante la vida.

Lo que la Psicología llama “el Inconsciente”, es donde está guardados todos aquellos recuerdos desde que la persona ha nacido, y aún desde que estaba en la panza de su madre. ¿Qué tenemos allí guardado? Seguramente recuerdos que no recordamos, que fueron depositados allí a la espera de ser resueltos más adelante, porque en ese momento no nos sentimos capaces de enfrentarlos, porque fueron muy dolorosos, o porque representan una parte de nosotros mismos que nos negamos a ver ya que lo categorizamos como “basura”.

¿Y qué ocurre con la basura si no se la saca y se la deja depositada durante años, escondida para que nadie la vea? Obviamente, con el tiempo acumulará un olor a podrido que en algún momento ya no soportaremos… ¿Cuándo creemos que es el momento apropiado para hacer limpieza? Por supuesto, deberíamos hacerlo antes de finalizar nuestro ciclo en este plano, antes de que sea demasiado tarde, o mejor aún, lo antes posible.

Pero, volviendo al espejo, todos sabemos que con un solo espejo, no podemos ver nuestra nuca; para ello necesitamos dos, apropiadamente ubicados. Uno de estos espejos es lo que nos vamos encontrando en la vida, ya sean personas o hechos; el otro, que complementa la reflexión para que podamos ver nuestra propia parte oculta a la vista, será nuestra actitud de inclinarnos a mirar dentro de nuestro interior.

Queda expresado claramente entonces, que nuestro peor enemigo, somos nosotros mismos cuando no conocemos nuestra personalidad, nuestro carácter, nuestras fallas, nuestros errores, nuestros descuidos, porque estamos decidiendo sobre los intereses de una persona a la cual no conocemos, lo que seguramente nos llevará a confusiones y malas determinaciones.

Es algo así como que fuéramos a comprarnos ropa estando convencidos que somos delgados y al llegar a casa, descubrimos tristemente, al probarnos la ropa, que no entramos en ella porque no somos en realidad lo delgados que pensábamos que éramos. Sería un error de apreciación nuestro y no podríamos culpar al vendedor, al negocio o al fabricante de la ropa. Y ha sucedido porque no nos conocemos realmente.

Ese “enemigo” es el que peores consecuencias nos trae a la vida, y es el que nunca descubriremos si no dejamos de juzgar al entorno y comenzamos a vigilarnos a nosotros mismos. De esa forma, tanto descubriremos que nos saboteamos permanentemente, como hallaremos las partes más delicadas y amadas de nuestro propio ser; sólo al reconocernos, podremos perdonarnos y amarnos, y así convertirnos en una nueva persona, o mejor dicho, dejar de ser la persona errada y por fin comenzar a ser la que realmente somos, tanto para nuestra propia dicha como para el beneficio de los demás.

También podríamos descubrirnos con la mente muy abierta y el ángulo de mirada muy amplio como para no rechazar que podemos estar equivocados y que debemos hacer un nuevo replanteo de la conducta y del concepto sobre nuestra persona.

No deberíamos negarlo sin antes haberlo considerado cuidadosamente, habiendo repasado los episodios de nuestra vida, que posiblemente hubieran sido distintos si hubiéramos tomado otra clase de decisión en ese momento.

Por eso es que te preguntaba, desde el inicio: ¿Vigilas a tu enemigo? ¿Vigilas al que no sabes que eres? ¿Prestas atención a cómo te comportas, cómo hablas, cómo piensas? ¿Te das cuenta que esa actitud inconsciente puede ser tu peor enemiga y regalarte los peores dolores de cabeza, los más amargos tropiezos, o por el contrario, tus más brillantes logros?

Suscribiéndote al blog (sólo nombre y casilla de mail) recibirás de inmediato cada artículo que se postee en el mismo y así podrás decidir si te interesa y haciendo un click en el enlace, entrar directamente al blog a leerlo.

Si te ha resultado atractivo este artículo puedes compartirlo libremente en tu Face, citando esta fuente de origen, o bien, comparte el enlace al blog: www.cursosalpha.com a tus amigos y “adictos” a los temas técnicos, para que ellos también puedan aprender sobre los temas que les interesen.

Blog: www.cursosalpha.com

Página web para cursos semipresenciales: www.alphanqn.com.ar

Página web para cursos a distancia: www.cursostecnicoscad.com.ar

Mails para comunicación con el sistema educativo de ALPHA y CAD:

info@alphanqn.com.aralphanqncapacitacion@gmail.com – cursos tecnicoscad@gmail.com

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Realizado por Viviana Espín Ibarra. Diseño y Desarrollo Web.